Un mundo bizarro, donde habitaba todo tipo de creaturas, desde viejos sapos con grandes barbas hasta gatos ojos de esmeralda… Un lugar donde la fantasía corría por grandes cascadas brillantes, alimentadas por la imaginación y el talento de mentes humanas.
Lo que comenzó en una lejana estigia se convertiría en una nueva oportunidad para liberar los pensamientos dormidos, presos de una cotidianidad letárgica, donde el día a día los hace como el humo diluido por el viento…
En esa tierra vivía un ser nocturno, una creatura extraída de los confines de lo humano y la fantasía, la mismísima locura, una locura adicta a poseer cada oscura noche a su autora, una cómplice que se dejaba llevar por sus pasiones, añorando el amor que pose en su puerto, un amor al que consagra noches sin fin.
Pero la locura no siempre esta sola, hay veces en las que la melancolía la abraza, le trae notas del ayer, noticias de lo eterno, que algún día se cruzo con ella convirtiendo la magia en sortilegios poéticos arropados por tierras lejanas.
Y desde las ruinas de lo que fue su amor, allí espera la locura la llegada de lo eterno, un eterno que solía escribirle en hojas de árboles muertos, hojas que el viento lleva hasta su alcoba y en susurros declamaba para ella. Esas hojas solían cultivar la esperanza a faldas de la locura arropadas por su querida soledad. Pero ya no podía mas, a pesar de que leía las palabras de su eterno, serenatas guardadas por el viento.
“Me ves entre ruinas desafiando al cielo en su retorno gris”
“Me ves, junto a la inocente brisa desojando los árboles muertos”
“En el eterno anochecer esperare que tu puerta se abra a mis brazos, pequeña y distante locura que me ha de conceder el deseo de embrujarme en tu lujuria…”
Pero necesitaba sentirlo nuevamente, sortilegios, hechizos para calmar las ansias, ella lo buscaba en todo, en cada mirada que cruzaba con la suya, detrás de cada firma, en la última estrella despertada por la aurora… No se soporta el amor cuando la esperanza abandona, cuando las manos olvidan su roce, cuando los latidos pierden su calor y los labios su sabor, cuando el placer estalla en llanto.
Una hoja mas que cambio su mundo.
“Me ves, pues sigo aquí, esperando que la sangre en mis venas deje de correr,
Ven a buscarme, ven que solo no quiero descansar…”
Ahora nada era más importante que alcanzar la eternidad, que renacer con su amado, aun cuando aquella tierra era hermosa, aun cuando se podía respirar magia, fantasía, talento. La idea de alcanzar la eternidad lo llenaba todo. Pero ¿Qué importa que haya otros mundos, cuando la locura se enamora de la eternidad?
Habría que pagar un precio, al comenzar el viaje en busca de su amor, la locura se hizo efímera, cada noche se desvanece un poco mas, quizá algún día su amigo el viento, la lleve como un último suspiro a besar los labios de lo eterno…
Vesania Nocturm
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